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Ana M. López Sobaler es miembro de la Comisión Delegada del Consejo asesor científico del Instituto de Estudios del Huevo. Catedrática de Nutrición y Bromatología y Directora del Departamento de Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid.
Ha llegado el frío y con él los primeros catarros y resfriados. A pesar de que está siendo un año más cálido de lo normal, con la bajada de temperaturas y la llegada de las lluvias nuestras defensas se resienten y los resfriados pueden jugarnos una mala pasada, e incluso hacernos pasar días en la cama con un gran malestar.
Aunque estemos vacunados contra la gripe y el Covid, el riesgo de catarros comunes es una realidad, especialmente para las personas mayores y más vulnerables. Las autoridades han hecho hincapié en que, además de la vacunación, conviene mantener otras medidas de prevención para evitar los contagios, como guardar la distancia de seguridad, el uso de mascarillas para las personas vulnerables o la limpieza de manos. Pero esto no es suficiente si nuestras defensas se encuentran debilitadas.
El huevo puede convertirse en un gran aliado de la salud, especialmente en estos momentos. Combinado con una alimentación saludable, ayuda a fortalecer nuestras defensas aportando importantes cantidades de una amplia variedad de vitaminas, como la A, B2, B12, D, E, y la biotina, que son esenciales para mantenernos fuertes y afrontar en mejores condiciones los enfriamientos e inflamaciones.
Especialmente significativa es la biotina, que tiene un importante papel en el mantenimiento de diversas funciones corporales y en la protección de la piel. La cantidad diaria recomendada es de 50 mcg por día, que se cubre en un 40% al consumir una ración de 100 g (dos huevos). Hay que tener en cuenta que esta vitamina no se asimila si el huevo está crudo, por lo que debemos calentar las claras hasta su coagulación para poder aprovecharla.
Además, los huevos contienen riboflavina, una vitamina crucial para el crecimiento corporal y la producción de glóbulos rojos. La aportación de 100 g de huevo es del 26% de la cantidad diaria recomendada. También es importante el contenido en selenio, un oligoelemento esencial con funciones antioxidantes, del que con 2 huevos podemos obtener el 18% de la ingesta recomendada; y de la vitamina E, otro importante antioxidante que está en la yema.
Dos huevos aportan el 16% de las recomendaciones diarias de esta vitamina. De la mano de las vitaminas y oligoelementos, los antioxidantes contenidos en los pigmentos de la yema del huevo pueden contribuir a prevenir algunas patologías y a retrasar procesos degenerativos de nuestro organismo como los relacionados con el deterioro cognitivo.
Asimismo, los huevos tienen un alto contenido en minerales como el fósforo, el hierro, el yodo y el zinc, que contribuyen a satisfacer gran parte de las necesidades diarias de estos nutrientes de una persona, y que cumplen un importante papel en la dieta y la salud, por lo que debemos asegurarnos de consumir las cantidades mínimas recomendadas.
En definitiva, el huevo ofrece un aporte de nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo que, en el marco de una alimentación variada y equilibrada que incluya alimentos ricos en vitaminas y antioxidantes como verduras, frutas y legumbres, una buena hidratación y una vida activa, nos ayudan a fortalecer el sistema inmunitario y a evitar que los virus nos hagan pasar un mal momento con la llegada del frío.