por Doctora Laura Redondo Florez 1 de octubre, 2024
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La Dra. Laura Redondo Flórez, Doctora en Biomedicina y Ciencias de la Salud por la Universidad Europea de Madrid, aborda el papel fundamental del farma céutico en el sistema nacional de salud.

El farmacéutico, como profesional sanitario, desempeña un rol esencial en los sistemas de salud nacionales debido a su amplia multidisciplinariedad. Tradicionalmente es conocido por ser el dispensador de medicamentos, pero a lo largo de la historia su papel ha evolucionado significativamente, convirtiéndose en un agente clave en la atención primaria, el manejo de enfermedades crónicas, la prevención de enfermedades, y la promoción de hábitos saludables. Su impacto en el bienestar colectivo y la optimización de los recursos en salud es innegable, ya que es una de las figuras de acceso más sencillo, ya que se encuentra a pie de calle, detrás de un mostrador.

Una de las funciones primordiales del farmacéutico es la gestión del medicamento, que abarca desde su correcta dispensación hasta la garantía de un uso racional. En este sentido, los farmacéuticos se aseguran de que los pacientes reciban la medicación adecuada, en la dosis correcta y durante el tiempo necesario. Además, asesoran sobre la forma de administración y posibles interacciones con otros medicamentos, lo que reduce riesgos de efectos adversos y mejora la adherencia al tratamiento. Del mismo modo, se encargan también del seguimiento farmacoterapéutico y de distintos servicios asistenciales que lo relacionan, como el control de la tensión arterial o del perfil glucémico o del manejo adecuado de dispositivos de inhalación para pacientes con patología respiratoria.

En el contexto de los sistemas de salud nacionales, la correcta gestión del medicamento por parte del farmacéutico es clave para la sostenibilidad del sistema. Un uso adecuado de los medicamentos evita hospitalizaciones innecesarias, reduce complicaciones derivadas de un mal tratamiento y minimiza el impacto de enfermedades crónicas en la población.

Prevención de enfermedades

Por otro lado, el farmacéutico no solo interviene en el tratamiento de las enfermedades, dispensando medicamentos y realizando un seguimiento farmacoterapéutico, sino que también interviene en su prevención, lo que es crucial para aliviar la carga sobre los sistemas de salud. A través de su contacto frecuente con la comunidad, los farmacéuticos están en una posición única para detectar factores de riesgo y promover prácticas saludables.

Entre sus labores preventivas se encuentran la vacunación, la educación sobre el estilo de vida saludable y la detección temprana de enfermedades. En cuanto a la vacunación, en algunos países, los farmacéuticos han sido autorizados para administrar vacunas, aumentando la cobertura en poblaciones que tradicionalmente tienen menos acceso a centros de salud. Durante pandemias, como la de COVID-19, los farmacéuticos desempeñaron un papel crítico al ofrecer vacunaciones, como lo fue en el caso de Francia. Si bien es cierto que en España esto no ocurrió, ya que no estaba permitido administrar vacunas, los farmacéuticos cumplieron un papel fundamental a la hora de asesorar a la población sobre medidas preventivas.

En cuanto a la educación sobre el estilo de vida saludable, los farmacéuticos apoyan también conceptos variados de salud, como la importancia de una alimentación equilibrada, el ejercicio regular y la prevención del tabaquismo o consumo excesivo de alcohol. Además, pueden informar sobre la necesidad de realizar controles médicos periódicos con el objetivo de mejorar la detección temprana de enfermedades como la hipertensión, la diabetes y el cáncer. De este modo, al estar en contacto constante con los pacientes, los farmacéuticos tienen la capacidad de detectar signos tempranos de afecciones como hipertensión, hipercolesterolemia y diabetes, recomendando la consulta médica cuando sea necesario.

El papel del farmacéutico más allá de dispensar medicamentos

El farmacéutico puede jugar un papel clave en la relación con el paciente. A través del asesoramiento personalizado, garantiza que los pacientes comprendan su tratamiento, lo que favorece la adherencia terapéutica y, por ende, la efectividad del mismo. Esta labor educativa es fundamental en la prevención de complicaciones asociadas al mal uso de los medicamentos, como la automedicación o la suspensión brusca de tratamientos. Además, en un contexto donde la información médica abunda, pero no siempre es fiable, los farmacéuticos desempeñan un papel crucial al ofrecer información basada en la evidencia científica. Esto es especialmente relevante en la lucha contra la desinformación, que puede llevar a un mal manejo de enfermedades o a la adopción de prácticas ineficaces o perjudiciales.

Por ello, se podría considerar que el farmacéutico es un representante indispensable en los sistemas de salud nacionales, cuyo papel va más allá de la dispensación de medicamentos. Su capacidad para gestionar los tratamientos, educar a la población, prevenir enfermedades y contribuir a la salud pública es fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes y optimizar los recursos sanitarios. A medida que los sistemas de salud evolucionan, el farmacéutico se consolida como un aliado clave en la prevención y el manejo eficiente de las enfermedades, desempeñando un rol importante en el cuidado de la salud. Esto se puede explicar a través del envejecimiento poblacional. A medida que los sistemas de salud enfrentan este parámetro, así como el incremento de enfermedades crónicas, el rol del farmacéutico se vuelve cada vez más crucial. Su capacidad para brindar atención primaria, ofrecer servicios preventivos y educar a los pacientes se alinea con la necesidad de descomprimir la atención médica especializada, optimizando los recursos de salud.

No obstante, el camino hacia un reconocimiento pleno del papel del farmacéutico en la prevención de enfermedades aún presenta algunos desafíos. En muchos países, su labor sigue limitada a la dispensación de medicamentos, sin aprovechar al máximo sus conocimientos y habilidades. Para revertir esta situación, sería necesario que las autoridades competentes desarrollen e implementen políticas que favorezcan una mayor integración de los farmacéuticos en los sistemas de salud, ampliando su ámbito de actuación en áreas como la vacunación, las pruebas diagnósticas rápidas y la gestión de enfermedades crónicas, además de mejorar la comunicación con el resto del personal sanitario con el objetivo de prestar un servicio de calidad al paciente.

 

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