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Aunque la radiación llamada "visible" (VIS) es responsable, junto a los rayos infrarrojos (IR-A), del 90 % de la radiación solar que incide en la piel, su existencia sigue siendo desconocida para la mayor parte de la población. Como recalca Susana Mezquita, experta del Departamento Científico de Cinfa, “si bien la sociedad está familiarizada con los efectos nocivos que producen las radiaciones ultravioleta (UV) A y B, todavía no existe conciencia en nuestro país sobre otros tipos de radiaciones que son también peligrosas para nuestra salud cutánea”.
Las radiaciones solares de la franja VIS suponen el 40 % del daño en la piel. Son capaces de alcanzar las células que se encuentran en la dermis y producir manchas y fotoenvejecimiento, así como debilitar la barrera protectora de la piel. Además, los últimos estudios científicos indican que potencian el efecto dañino de la radiación ultravioleta.
Por su parte, la radiación IR-A presenta una gran capacidad de penetrar en las capas más profundas de la piel, sin aumentar su temperatura superficial. “Es como un calor seco que no sentimos, pero que causa degradación del colágeno y fotoenvejecimiento prematuro -aclara Mezquita-. En concreto, este tipo de rayos representan el 50% de los efectos nocivos que el sol provoca en nuestra piel”.
Por último, pero no menos importante, es necesario protegerse de las radiaciones UVA y UVB, que son las más energéticas y dañinas. Cada una de ellas supone el 5% de la radiación y ambas tienen efectos perjudiciales sobre la epidermis y la dermis, en forma de quemaduras, inflamación, hiperpigmentación o cáncer de piel, entre otros.
“Por tanto, para disfrutar del sol sin riesgos, debemos conocer estos cuatro tipos de rayos que existen y practicar una fotoprotección lo más global y completa posible”, advierte la experta de Cinfa. Por todo ello, desde esta compañía ofrecen diez consejos para disfrutar del sol con responsabilidad: