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Actualmente, más del 75% de los pediatras españoles utiliza los complementos alimenticios en su práctica clínica diaria. Es la principal conclusión del estudio COMPABI, el primero realizado en nuestro país sobre este tema en 433 pediatras.
Los complementos alimenticios más recomendados, utilizados por un 91,9% de los pediatras encuestados, son el grupo de probióticos, prebióticos y simbióticos, destinados a la mejora de los trastornos gastrointestinales y a la prevención de las molestias digestivas asociadas al uso de antibióticos. Les siguen, en segundo lugar, los inmunoestimulantes, que recomiendan el 80,4% de los pediatras.
Y en tercer lugar, se sitúan los complementos alimenticios a base de ácidos grasos omega-3, que prescriben un 75,2% de los facultativos en pacientes con una edad media de 7,6 años. Los complementos de omega-3 han demostrado ser beneficiosos en estudios previos como ayuda al correcto neurodesarrollo de los niños, además de como coadyuvantes al tratamiento farmacológico para el trastorno de déficit de atención e hiperactividad. Asimismo, son los complementos que se usan durante periodos de tiempo más extensos, superiores a los 3 meses, al no estar dirigidos a situaciones agudas, sino a apoyar la mejora de los síntomas de trastornos que se alargan en el tiempo, como la falta de concentración o el TDAH.
La principal razón de los pediatras para la utilización de los complementos alimenticios es la experiencia previa, en un 51,6 % de los casos. Otros motivos para su uso son la composición del producto, su tolerabilidad, y la existencia de evidencias positivas acerca de su uso en combinación con fármacos.
Estas son las conclusiones del estudio COMPABI, cuyo objetivo fue obtener información con respecto a la frecuencia de recomendación de complementos dietéticos por parte de los pediatras españoles y acerca de cuáles son los factores que tienen en cuenta cuando deciden utilizarlos.
Los expertos afirman que un mayor uso de estos complementos no se asocia con un mayor conocimiento sobre sus propiedades por parte de la población general. Por este motivo, y si bien el estudio pone de manifiesto unas altas tasas de prescripción, los expertos recomiendan que los pediatras proporcionen a sus pacientes información completa sobre el funcionamiento de los complementos alimenticios para utilizarlos de forma adecuada. De este modo, también contribuirían a evitar el uso de complementos sin eficacia probada ni base científica.