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La crisis económica global supone una amenaza para la salud de la población cuando los alimentos que se consumen no siguen un patrón de dieta saludable, aseguran desde la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
De esta forma, la SEEN ha recordado que las limitaciones económicas familiares “afectan de manera directa a las partidas destinadas a la alimentación” y, como consecuencia, “no siempre se escogen los productos más acertados según los criterios de alimentación sana”, ha afirmado Francisco Botella, vocal del área asistencial y de comunicación de la SEEN.
Según los últimos datos disponibles, la cesta de la compra se ha encarecido el triple que los sueldos desde la entrada del euro y un 33 % de la población ha cambiado sus hábitos alimentarios por motivos económicos. Entre las consecuencias para la salud de una mala alimentación destaca la obesidad, con sus comorbilidades. Esta enfermedad metabólica, definida por la OMS como la epidemia del siglo XXI, es la más frecuente y supone la segunda causa prevenible y evitable de muerte en los países desarrollados. En concreto, en España la mortalidad por enfermedad cardiovascular representa el 31,7 % de todas las defunciones, de las que un 20-30 % son atribuibles a exceso de peso, añaden.
Ante esta situación, desde la sociedad científica recomiendan intentar seguir un patrón de dieta saludable mediante una alimentación variada basada en diferentes alimentos que aporten la energía y nutrientes necesarios, ya que “no existe ningún producto que contenga de manera exclusiva las cantidades idóneas”.