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En 2014, la Unión Europea decidió poner en marcha un plan que fijara para 2020 que el sector industrial supusiera un 20% del PIB, en lugar del 15,6% que aportaba entonces la media comunitaria. España, se aleja cada vez más, estando ahora en un 14,4% y cayendo. Desde Afidi, Asociación Española para el Fomento de la I+D en industria, nos dan las claves para remontar está reducción de inversión.
La industria es un sector clave en el avance económico para España, contribuyendo a la mejora de la competitividad a largo plazo de su economía, por su efecto arrastre hacia el resto de sectores, la calidad del empleo, alta capacidad de innovar y de transferir la tecnología a la sociedad e impulsar la exportación.En 2018, la industria creció apenas un 1,1%, lo que significa 3,3 puntos menos que un año antes, profundizando, por lo tanto, en la pérdida de peso respecto del conjunto de la economía. Se trata, en cualquier caso, del menor avance en cinco años, e incidir que este sector ha perdido más de 1.100 empresas en doces meses.
Las iniciativas públicas adoptadas para impulsar este sector, han sido escasas y poco ambiciosas, lo que ha provocado un proceso de cambio del modelo productivo hacia el sector terciario, reduciendo su relevancia.Es importante destacar que el sector industrial es una pieza clave para el desarrollo de la actividad innovadora e inversión en I+D en España. Según los últimos datos del INE para 2018, las empresas de la Industria fueron las de mayor intensidad en cuanto a gasto en innovación, con casi un 30% de empresas innovadoras que representaron unos 9.153 millones de euros.
En el actual contexto del Covid-‐19, estamos pasando por una situación sin precedentes, donde, dado el estado de alarma, se ha precisado del paro total de actividades no esenciales, donde la industria está sufriendo especialmente, no siendo nada fácil parar completamente procesos productivos de un día para otro.
Desde Afidi centran su propuesta en una única actuación, pero que tuviese como mínimo el mismo calado de la ya planteada con éxito en la anterior crisis del 2008 por el Gobierno, cuando el Ministerio de Industria convocó unos planes plurianuales de Competitividad que con gran éxito salvaron gran parte de la Industria
española.
Entre 2008 y 2013, la crisis económica erosionó el sector industrial español. En 2014, la recuperación económica le dio tregua, pero ha durado poco: en España otra vez seestán destruyendo empresas industriales. Entre septiembre de 2014 y septiembre de 2018, se crearon casi 2.500 en términos netos, pero se destruyeron 1.145 entre septiembre de 2018 y septiembre de 2019, poniendo fin a cuatro años seguidos de expansión industrial.
Según el informe remitido por la AIReF, entre 2008 y 2016, el Ministerio de Industria concedió préstamos para el desarrollo industrial por valor de cerca de 4.900 millones de euros -‐con un saldo vivo a finales de 2017 de aproximadamente 3.300 millones-‐ de los que se beneficiaron el 2 % de las empresas industriales.
La concesión de estos préstamos ha supuesto un coste directo para la Administración de, al menos, 1.000 millones de euros, debido, principalmente, al elevado coste financiero al que tuvo que hacer frente el Tesoro para conseguir el dinero en los años de crisis (640 millones entre 2008 y 2011). "En este sentido, creemos que la única forma de emplear los fondos públicos con un efecto positivo e inmediato sería un programa de apoyo a las inversiones industriales.
A modo comparativo, dentro de los fondos de gestión de crisis del Covid-‐19 para mejorar la liquidez, Austria ha puesto 15.000 millones de euros de ayuda de emergencia para las industrias más afectadas, Portugal ha establecido nuevas líneas de crédito en condiciones favorables para las empresas en los siguientes sectores (3.000 millones de euros): restauración, turismo, eventos, textil y calzado, industrias extractivas, o Croacia, que ha puesto en marcha una ayuda estatal para proporcionar capital y liquidez a las empresas turísticas y la industria cultural y creativa.
A la par que incentivar la inversión industrial, estaríamos fomentando la digitalización de la industria y ayudando a cambiar el modelo productivo de España basado principalmente en el sector servicios Es preciso más que nunca potenciar tres ambiciosos objetivos: La reindustrialización de la economía, la necesaria transformación de nuestro tejido industrial, para adaptarlo a la evolución de las tecnologías digitales y la adecuada adaptación a la transición ecológica.