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Desde 2018, el 27 de junio se celebra el día mundial del microbioma, con el fin de llamar la atención sobre la importancia de su estudio e investigación.
La microbiota es la población microbiana presente en los diferentes ecosistemas del cuerpo humano, y las investigaciones han revelado que su influencia sobre nuestra salud es tal que algunos lo comparan con un nuevo “órgano” que cumple funciones que nuestro organismo por sí solo no tiene, tal como apuntan desde la multinacional farmacéutica Ferring.
En la década de los 50/60 del siglo XX se inició el estudio de la microbiota. Hasta ese momento se consideraba que las bacterias, junto con otros microorganismos (como hongos, virus, levaduras…), eran fuente de infecciones y foco de contaminación. A partir de esos años se descubrió que existe una simbiosis con algunos de estos microorganismos, una asociación que se ha desarrollado durante milenios, beneficiosa para ambos: mientras nuestro organismo da acogida, cobijo y hábitat a estos microorganismos en distintas zonas del cuerpo, ellos trabajan para nosotros, ofreciéndonos unas funciones que nuestro genoma no tiene.
Los investigadores consideran que nos encontramos en los albores del descubrimiento de datos reveladores sobre su impacto, por ejemplo, con la descripción del metagenoma, los genes que están expresándose en cada zona de nuestro cuerpo que alberga a estos microorganismos, más allá de su simple identificación, el microbioma, y se espera que estos resultados tendrán mucha más implicación para la salud, apuntan también desde la Plataforma para la Innovación en Farmabióticos de Ferring.
Las investigaciones, añaden estas mismas fuentes, han revelado que tenemos millones y millones de bacterias que determinan que estemos sanos o enfermos y, aunque la mayoría se concentran en el aparato digestivo (aproximadamente el 99 % del total de bacterias y otros microorganismos), se estima que, en una persona de unos 70 kg de peso, pueden llegar a pesar 1 kg, más que nuestro cerebro.
Está demostrada la capacidad que tenemos para influir en el microbioma a través, por ejemplo, de la dieta o los medicamentos que se consumen (por ej. antibióticos). Ello da pie a pensar en intervenciones nutricionales con probióticos o consorcios de probióticos que puedan ayudar a equilibrar el balance en el microbioma digestivo y resolver problemas de salud. Los probióticos no son fármacos, sino suplementos nutricionales que pueden actuar como coadyuvantes en un tratamiento farmacológico contra una determinada enfermedad o para prevenir su aparición.
Ferring, a través de su Plataforma para la Innovación en Farmabióticos, investiga y desarrolla proyectos y terapias en el área de los farmabióticos para mejorar la comprensión del microbioma humano y su investigación y diagnosticar, tratar y prevenir enfermedades. Además, desarrolla proyectos y terapias a base de probióticos para el tratamiento, por ejemplo, de la colestasis intrahepática del embarazo (ICP), 2ª causa de ictericia en el embarazo, relacionada con el nacimiento prematuro y la diabetes gestacional; la corrección del microbioma vaginal para mejorar los resultados de las terapias de fertilidad femenina; el manejo de la infección por clostridium difficile; la enfermedad inflamatoria intestinal; el tratamiento de la diarrea asociada a antibióticos en niños, entre otros.