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Un dato que ha salido a la luz en la Semana Mundial de la Alergia (28 de junio al 4 de julio), y que ha aportado la multinacional Danone, es el que la alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV) constituye la más habitual en menores de un año. En la actualidad, entre el 6 % y el 8 % de los niños de un año presentan algún tipo de alergia alimentaria, y la APLV es la principal causa de estas estadísticas.
La APLV es el resultado de una respuesta inapropiada del sistema inmunitario (mediada por IgE, no mediada por IgE o de naturaleza mixta) frente a las proteínas de leche de vaca, que desencadena una enfermedad multiorgánica que afecta a la piel, al sistema respiratorio y al correcto funcionamiento del intestino.
Según el Documento de Consenso de la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (SEGHNP), la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) y la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), las fórmulas extensamente hidrolizadas (FEH) a base de proteínas lácteas son la primera línea de tratamiento para la APLV. “Solo un 10% de los lactantes no tolerarán estas fórmulas y precisarán tratamiento con una fórmula elemental”, explica el doctor Juan José Díaz Martín, del Servicio Gastroenterología y Nutrición Pediátrica del Hospital Universitario Central de Asturias.
Pero en la actualidad, existe incluso una nueva generación de fórmulas extensamente hidrolizadas que incluyen en su composición lactosa y simbióticos que permiten disponer de fórmulas más cercanas a la leche materna. La lactosa proporciona beneficios en la microbiota intestinal y una mejor absorción del calcio “Además de por su valor energético, la lactosa es fuente de galactosa para la producción de elementos estructurales en el organismo. Por eso, en los casos en los que se sospecha que no hay una afectación de la actividad lactásica intestinal, puede utilizarse una fórmula con lactosa”, indica Díaz Martín.
Diagnosticar y tratar convenientemente y de manera precoz la APLV podría ayudar a prevenir el desarrollo de otras patologías en edades posteriores, según algunos estudios. “Aunque es un tema todavía en discusión, existen datos que permiten sospechar que si se consigue un reequilibrio de la microbiota y del sistema inmunitario del niño, se podría evitar el desarrollo posterior de enfermedades alérgicas como el asma o la rinitis alérgica”, ultima Díaz.