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Los resultados del último trabajo publicado en el marco del estudio EsNuPI (Estudio Nutricional en Población Infantil Española) reflejan que los niños de 1 a 9 años siguen teniendo deficiencias en la ingesta de calcio, magnesio y vitamina D.
La última edición del estudio EsNuPI –investigación sobre el consumo de alimentos en la población infantil española– muestra que la ingesta tanto de vitamina D, pese a haber aumentado, y de calcio entre los niños de 1 a 9 años es insuficiente.
Los expertos encargados del informe aseguran que "a pesar de ser la principal fuente de diversos nutrientes, el consumo de leche y productos lácteos en la población infantil ha disminuido en los niños en las últimas décadas en muchos países, contribuyendo a que muchos niños no cumplan con las ingestas recomendadas para diversos nutrientes".
En este sentido, los autores de la investigación han observado que el consumo de leches adaptadas (leches enriquecidas y fortificadas) puede ser útil, pues entre los que las consumían "se observó una mejor adecuación a las ingestas diarias recomendadas para todos estos nutrientes, y de forma muy significativa, para la vitamina D".
Así, concluyen que "el consumo de dos o más biberones o vasos de leche al día, es un factor que contribuye a lograr que la ingesta de calcio y vitamina D se sitúe por encima de la mediana.
En cuanto al consumo de vitamina D, su ingesta fue "significativamente mayor" en los consumidores de leches adaptadas, en todos los grupos de edad y sexo, en comparación con la población general infantil, aunque "en ambos casos resulta insuficiente", señalan los expertos.
La principal fuente de vitamina D en la dieta de los niños del estudio fue el grupo de la leche y los productos lácteos, seguidos por los pescados y mariscos, huevos, cereales, papillas de cereales y suplementos y productos de panadería y pastelería.
A nivel de grupos cabe destacar que un 24,5% de niños y un 26,7% de niñas de 4 años o más de la población general, presentó una ingesta de calcio por debajo de las recomendaciones, mientras que entre los consumidores de leches adaptadas solo el 8% en los niños y el 17,5% de las niñas presentó una ingesta insuficiente de este mineral.
La ingesta de calcio también fue más adecuada y significativamente mayor en niños de 6 a 10 años consumidores de leches adaptadas, en comparación con los de la cohorte de población general.
La leche y los productos lácteos fueron la principal fuente de calcio para los niños, aportando el 66 y el 68% del total del calcio ingerido en niños de referencia y en los consumidores de leches adaptadas, seguidos de los cereales, las verduras y los productos de panadería y pastelería.
La relación entre el calcio y fósforo para toda la población fue muy baja (casi el 94% de los niños estudiados tenían una relación calcio/fósforo inferior a 1/1) en comparación con las recomendaciones internacionales, aunque esta relación fue significativamente mayor en los consumidores de leches adaptadas frente a la cohorte de población general infantil en todas las categorías de edad consideradas.
La mayor fuente de fósforo en la dieta de los niños fue el grupo de la leche y los productos lácteos, seguidos de las carnes y productos cárnicos, cereales y los pescados y mariscos.
Otros grupos de alimentos que contribuyeron en menor medida a la ingesta de fósforo fueron los productos de panadería y pastelería, huevos, azúcares y dulces y verduras.
La ingesta media de magnesio se situó cerca de la ingesta adecuada en ambas cohortes. Aunque entre un 5% y un 54% de los niños (dependiendo de la edad, sexo y cohorte) presentaron ingestas inferiores a las adecuadas.
La leche y los productos lácteos fueron las principales fuentes de magnesio para ambos grupos, seguidos de los grupos de los cereales y las frutas. Otras fuentes relevantes de magnesio fueron las verduras, las carnes y los productos cárnicos y las legumbres.