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Con motivo del Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) el lunes 30 de noviembre, Dña. Pilar Puértolas, nutricionista en Centro Médico Complutense (Grupo Virtus), ha elaborado un análisis para entender la anorexia nerviosa y la bulimia, y saber cómo abordarlos.
En la adolescencia se le da mucha importancia a la imagen que cada uno tiene de sí mismo y a que ésta sea atractiva para los demás. Este hecho crea un estado de vulnerabilidad y ansiedad por satisfacer unos determinados cánones de belleza que predispone a los adolescentes a realizar dietas que en la mayoría de las ocasiones no cuentan con ningún control por parte de su entorno o de profesionales. Esto, unido al desconocimiento ante temas nutricionales y al bombardeo publicitario existente de alimentos ricos en calorías, pero con escaso valor nutritivo, hace que sea muy elevado el riesgo de seguir una alimentación inadecuada.
Diversos estudios realizados para conocer el riesgo de los Trastornos de Comportamiento Alimentario (TCA) en adolescentes muestran una elevada incidencia de conductas preanorexígenas desde los 10 años, siendo mayor la incidencia en el sexo femenino.
Los trastornos de conducta alimentaria en la adolescencia estarían representados por la anorexia nerviosa y la bulimia, aunque ambos pueden coexistir.
La anorexia nerviosa es un síndrome psiquiátrico multifactorial que se caracteriza por tres factores:
Tiene gran relevancia a nivel clínico por el incremento de su prevalencia y por los efectos negativos sobre la salud y el desarrollo psicológico de los jóvenes.
Es importante tener en cuenta que en la anorexia nerviosa se produce malnutrición enegético-protéica, es decir, no se alcanzan los requerimientos necesarios de calorías ni de proteínas. Sin embargo, en las analíticas no se suele percibir debido a la capacidad de adaptación del organismo. Es en la valoración nutricional, ya que al tomar los datos antropométricos (peso, masa grasa, masa muscular, índice peso/talla, pliegue tricipital, perímetros, etc.) se aprecia una disminución de éstos. También, el estado de malnutrición tiene repercusión sobre órganos y sistemas provocando alteración en su correcto funcionamiento.
El manejo de la anorexia nerviosa debe realizarse con la ayuda de un equipo multidisciplinar formado por psicólogos, pediatras y nutricionistas.
El nutricionista tiene como objetivo recuperar el estado nutricional óptimo mediante pautas alimentarias consensuadas con el adolescente y la familia, para conseguir la mayor adherencia posible. Se procede en varias fases para que sea gradual. Al mismo tiempo se realiza una reeducación nutricional para estabilizar el trastorno.
Alteraciones a las que se debe prestar atención
Hábitos alimentarios que se desarrollan durante la anorexia nerviosa
La bulimia nerviosa se caracteriza por:
Al no existir malnutrición y realizarse a escondidas es muy difícil de detectar. Suele ser la cavidad bucal la más afectada por la acidez del vómito que provoca erosión del esmalte dentario, gingivitis y faringitis. También suele aparecer esofagitis y aumento de la capacidad del estómago.
El tratamiento, al igual que la anorexia nerviosa, también debe ser multidisciplinar- El nutricionista planificaría una dieta ajustada a las necesidades reales y se realizaría reeducación nutricional.
Cuando existen atracones recurrentes, pero sin compensación no sería “bulimia nerviosa” se denominaría “comer en atracones”. En este caso la persona sufre sobrepeso u obesidad y no es tan característico de la adolescencia.
Respecto al género, se da igual en hombres y mujeres.
Dña. Pilar Puértolas Barrado
Nutricionista en Centro Médico Complutense (Grupo Virtus)