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La Jornada de Transferencia de Tecnología de CNTA, que en esta ocasión ha reunido a un extenso panel de expertos para abordar la ‘inmunonutrición’, un concepto por investigar que ya vislumbra grandes oportunidades de negocio a futuro para la industria alimentaria.
CNTA ha celebrado esta semana una nueva edición de Jornada de Transferencia de Tecnología que persigue acercar las últimas tendencias que sirvan de inspiración para la industria alimentaria, centrándose en el concepto de inmunonutrición, un tema de plena actualidad en el que la ciencia tiene mucho que decir. A través de diferentes ponencias moderadas por Estefanía Erro, Directora de Marketing e Innovación de CNTA, se han aportado algunas claves para hacer llegar al mercado productos funcionales con efectos positivos en la salud
y demostrados científicamente.
La apertura del evento, que ha podido seguirse bajo el hashtag #ConCienciaSíHayFuturo, ha corrido a cargo del ministro de Ciencia e Innovación del Gobierno de España, Pedro Duque. Duque ha subrayado la importancia del sector de alimentación y bebidas para España, que además destaca por su capacidad innovadora — en 2018 su inversión en I+D fue de 260 millones de euros, lo que supone el 3,1% del total del sector privado español —. Además, ha introducido las principales innovaciones previstas para la industria alimentaria en la Estrategia Española de I+D+I, que sienta las bases de la generación de nuevos productos y servicios en beneficio de la sociedad para los próximos 7 años.
Begoña Díez, Investigadora y profesora del Departamento de Inmunología, Microbiología y Parasitología de Microbiología de la UPV-EHU, quien ha ofrecido algunas pautas para entender la relación entre la alimentación y el sistema inmunitario. Díez ha destacado la importancia de la alimentación en la prevención de potenciales enfermedades crónicas y citado diversas situaciones que ponen a prueba la capacidad funcional del sistema
inmunológico, como las infecciones, el cáncer, la obesidad, el estrés o la edad, entre otras. “La respuesta inmune implica una reacción inflamatoria y se ha demostrado que determinados nutrientes contribuyen positivamente a la regulación y control del proceso inflamatorio”, ha señalado.
Además, ha explicado que el estudio de los nutrientes que influyen positivamente en la salud abre un camino muy interesante para la investigación científica relacionada con la actividad sobre la modulación del sistema inmunológico. Para Díez, uno de los grandes retos es determinar cuáles son las dosis necesarias para realizar esta función. Como dato curioso ha citado el tratamiento que recibió Trump mientras padecía coronavirus, cuyas dosis de zinc y vitamina D no han sido estudiadas, por lo que sus consecuencias podrían no haber sido buenas. “Estamos solamente atisbando la periferia de todo lo que puede hacer la nutrición en el manejo de la respuesta inmunológica. Hay que seguir invirtiendo en ciencia para poder avanzar en este camino”, afirmaba.
Sergio Rodríguez, consultor en Punto de Fuga, un instituto de investigación que realiza estudios transversales que aportan una perspectiva más holística del consumidor. Bajo el título “Anima Sana in Corpore Sano”, el experto ha abordado el papel de la nutrición en las dinámicas familiares —un 71% de las familias españolas busca productos de alimentación saludable —. Se ha repensado la compra y no solo en el tipo de productos que se consumen sino también en los valores que se buscan. Ahora, lo ecológico, lo cercano y lo sostenible, aportan seguridad y son valores al alza por encima de la marca. En un contexto que ha puesto de relieve la fragilidad del ser humano, cuidarse comprende seguir una alimentación saludable y con productos funcionales.
Durante su intervención, ha incidido en la importancia de ofrecer un beneficio contrastado, pues el consumidor cada vez es más sabio. En este sentido, ha destacado que este campo es muy proclive a las fake news, por eso la evidencia científica es clave: “necesitamos delimitar y expresar lo que está siendo demostrado. La industria alimentaria tiene que hacerse con esa evidencia científica e incorporarla con alta transparencia”.
Tras las dos ponencias inaugurales, se ha desarrollado una mesa redonda moderada por Inés Echeverría, Directora de I+D+I de CNTA, acerca de los alimentos funcionales. Los protagonistas han debatido sobre los grandes desafíos que se presentan para su desarrollo y han expuesto cómo las tecnologías ómicas permiten acelerar el desarrollo de nuevos alimentos funcionales y mitigar el riesgo asociado a la investigación a desarrollar. El panel de expertos ha estado de acuerdo en que el futuro pasa por avanzar en la nutrición personalizada.
Así lo ha explicado Francesc Puiggros, Director Científico del área Biotecnológica y coordinador de la red Tecnomifood. El experto ha abordado el papel de las tecnologías ómicas junto con herramientas de clusterización para identificar grupos similares en la respuesta a distintos alimentos. El objetivo es establecer las bases para una nutrición grupal dirigida más específica para el consumidor, pero también más eficaz sobre la salud.
Por su parte, Raquel Virto, Responsable Técnico-Científica del área de I+D+I de CNTA, ha resumido la actividad de la plataforma Tecnomifood para evaluar la posible actividad inmune que tiene un alimento mediante la utilización de herramientas de cribado simple. “Si una empresa sospecha que cuenta con un ingrediente con propiedades saludables o que tiene una posible actividad inmune, quiere demostrarlo con pruebas que lo avalen. La única forma válida para hacerlo es a través de un estudio nutricional con personas pertenecientes a la población objetivo. Estos estudios son costosos en tiempo y en dinero, un riesgo elevado que puede reducirse haciendo el cribado de ingredientes”.
Virto ha explicado cómo la plataforma Tecnomifood testa ingredientes o alimentos utilizando las herramientas de cultivo celular y ‘C. elegans’, que permiten saber si un producto tiene o no tiene actividad inmune, o a partir de qué concentración, y sobre qué tejidos y células actúa. Así, podemos conocer de una forma más precisa qué tipo de respuesta inmune se va a producir: “de una forma muy rápida y con bajo coste, la empresa que opta por este cribado incrementaría las garantías de éxito ante un estudio de intervención nutricional y por lo tanto reduciría el riesgo y los costes”, ha asegurado.
Las aportaciones de Itziar Tueros, coordinadora de alimentación y salud del centro tecnológico AZTI, han ido en la misma línea que sus compañeros. Tueros ha explicado la técnica ómica lipidómica de membrana de eritrocito y su aplicación en inmunonutrición. Esta técnica permite medir niveles de diferentes tipos de omega 3 y omega 6 involucrados en la modulación del sistema inmunitario, un excelente reportador del estado nutricional y de salud de un individuo. Así se detecta si existe algún desequilibrio respecto a los valores óptimos, y finalmente se puede hacer una recomendación nutricional personalizada para poder reestablecer ese equilibrio. Todo ello mediante un sencillo análisis de lipidómica dirigida, con una pequeña muestra de sangre que permite evaluar los niveles de ácidos grasos existentes en las membranas de los glóbulos rojos.
“En el caso del omega 3 está muy de moda y se sabe que tiene unas funciones metabólicas muy interesantes, pero antes de suplementar, debemos conocer el estado basal de una persona para poder dar las dosis adecuadas”, ha matizado. Tueros también ha mencionado el potencial de las tecnologías ómicas para innovar a
nivel industrial y de desarrollo de grupos saludables. La experta ha explicado que se pueden caracterizar las variables moleculares de un grupo poblacional específico y ver el impacto que puede tener una determinada dieta o alimento, así como evaluar un suplemento sobre el metabolismo.
“De esa forma vamos generando una base de datos con información relevante y mediante herramientas de IA seremos capaces de diseñar de una forma más precisa los alimentos más adecuados para el consumidor”, explicaba. A pesar de que la salud es un atributo incuestionable, los tres ponentes han coincidido en que la incorporación de las tecnologías ómicas en el sector de la alimentación saludable todavía es muy limitada, por lo que existe un importante camino por recorrer.