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Lograr productos cada vez más puros y sostenibles sobre las bases de la química verde es el fin último del proyecto Sufrapur, que está llevando a cabo Ainia. El centro tecnológico investiga procesos basados en CO2 supercrítico orientados a mejorar la calidad de sustancias líquidas aplicables en alimentos, cosméticos y nutracéuticos.
En concreto, ha desarrollado actividades experimentales y analíticas diversas enfocadas a la concreción de secuencias sostenibles de fraccionamiento y purificación de matrices, de diferente naturaleza, considerando procesos de fraccionamiento con CO2 supercrítico y su potencial combinación con otras operaciones alineadas con la química verde, de manera que se han obtenido fracciones con características diferenciadas.
Para lograr este objetivo, el proyecto de investigación Sufrapur, apoyado por el Instituto Valenciano de la Competitividad (IVACE) y los fondos Feder, ha sido estructurado en siete paquetes de trabajo, todos ellos íntimamente relacionados, en los que se ha contado con la cooperación de empresas en distintos ámbitos.
El CO2, en determinadas condiciones de presión y temperatura, se convierte en un disolvente selectivo para determinada tipología de sustancias, generalmente de baja polaridad. Es empleado en procesos diversos (extracción, separación, limpieza, etc.) como alternativa a los disolventes orgánicos convencionales. No es tóxico, no es inflamable, no deja trazas en el residuo, no requiere elevadas temperaturas de trabajo que pueden degradar los materiales, y reduce la carga microbiológica de los alimentos tratados. Por tanto, es una alternativa muy ventajosa para el desarrollo de nuevos productos mejorados, siguiendo la tendencia y necesidades sociales.
“La utilización de CO2 supercrítico como agente principal en procesos para fraccionar y conseguir productos más concentrados o enriquecidos amplía las posibilidades de purificación respecto a procesos estrictamente físicos” apunta Elvira Casas, especialista en Tecnologías de Fluidos Supercríticos-Altex de Ainia. Señala que los procesos convencionales “presentan limitaciones en casos donde en el perfil químico coexisten sustancias con parámetros próximos entre sí; o en procesos físico-químicos que pueden generar algún impacto negativo en las propiedades de las fracciones finales, bien por la aplicación de altas temperaturas o el uso de agentes orgánicos tóxicos que pueden dar lugar a la presencia de trazas y limitar su aplicabilidad”.
Estas tecnologías limpias podrán ser de utilidad para desarrollar productos más concentrados, de mayor funcionalidad y valor añadido a partir de estas matrices líquidas, mejorando y ampliando ingredientes actuales de aplicación alimentaria, cosmética, nutracéutica o química. De este modo, es capaz, por ejemplo, de incrementar el valor de aceites naturales para usos diversos: aceites vegetales para mejorar su perfil lipídico o para su desodorización, aceites esenciales para la concentración de fracciones aromáticas de interés, o derivados de aceites de pescado para aumentar la concentración en ácidos grasos insaturados.