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La nutricionista Elena Toledano explica cómo cuidar el sistema inmune a través de la alimentación en épocas de bajas temperaturas.
Elena Toledano, nutricionista del equipo de Roots Mindfoodness, explica qué alimentos pueden ayudar a cuidar y proteger el sistema inmune contra el frío y contribuir a blindarlo ante las agresiones patógenas que acometen con las bajas temperaturas.
Según Toledano, no existen alimentos que por sí solos fortalezcan nuestro sistema inmunológico, porque tomarlos de forma puntual genera mejoras poco significativas. Para que un consumo de alimentos tenga un verdadero impacto sobre nuestras defensas, debemos hablar entonces de hábitos o estados nutricionales.
Pero de nada nos sirve consumir alimentos catalogados como “potenciadores del sistema inmune”, si nuestros hábitos no lo acompañan, añade. Una dieta rica en frutas, verduras, legumbres, pescados azules, huevos, frutos secos y aceite de oliva virgen extra asegura que vamos con un sistema inmune fuerte. No somos conscientes de que los alimentos que más nos protegen son las frutas y las verduras, siendo frecuentemente las que más nos cuesta incluir todos los días.
A veces es importante entender que poner atención en lo que tenemos que añadir no es tan efectivo como poner atención en lo que debemos eliminar. Generamos un mayor impacto cuando eliminamos que cuando nos volvemos locos añadiendo.
Aun así, evidentemente hay alimentos que son muy interesantes a nivel nutricional y que, dada una alimentación saludable, pueden potenciar y fortalecer nuestras defensas, señala la nutricionista:
1) Lácteos fermentados como el yogur natural o el kéfir
Además del aporte de proteínas, vitaminas y minerales importantes, los lácteos fermentados aumentan las defensas inmunológicas del intestino. El sistema inmunitario intestinal constituye la parte más extensa y compleja del sistema inmune. Recibe diariamente una enorme carga antigénica y es capaz de distinguir entre patógenos invasivos y antígenos inocuos procedentes de los alimentos y bacterias comensales.
2) Pescado azul y frutos secos
El pescado azul es rico en omega 3, un tipo de grasa que nuestro organismo utiliza para regular los procesos inflamatorios, generando sustancias antiinflamatorias de forma endógena. La forma más interesante de consumirlo es en EPA y DHA: los encontramos en el pescado azul como los boquerones, las anchoas, las sardinas, el arenque, el bonito, el salmón, el atún… Y en alimentos vegetales como ácido alfa linolénico, presente en las nueces y semillas de chía o lino (siempre hidratadas).
3) Frutos del bosque
El color de los frutos rojos (fresas, frambuesas, moras o arándanos) responde a su alto contenido en polifenoles comoflavonoides, antocianinas, taninos y otros fitoquímicos con una actividad funcional y antiinflamatoria importante, así como la capacidad antioxidante.
4) Especias y condimentos
Té verde (especialmente el matcha), té blanco, cúrcuma, canela y ajo son los cinco más interesantes.