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La OMS, en una guía publicada el pasado 15 de mayo, sugiere no usar los edulcorantes no nutritivos y sin calorías para el control del peso corporal o para reducir el riesgo de enfermedades crónicas, al valorar que los efectos no deseados podrían superar a los beneficios.
La recomendación de la OMS de no consumir este tipo de edulcorantes (entre los que se encuentran la sacarina, el aspartamo, el acesulfamo-k o la Stevia, entre otros), se argumenta en que no serían eficaces como medida para el control de peso y reducción de riesgo de enfermedades crónicas. No obstante, los propios autores de la guía reconocen que los efectos indeseables del uso de edulcorantes podrían deberse a que no contribuyen a solucionar los problemas de salud pública asociados al peso y las enfermedades crónicas derivadas, por lo que estos problemas también aumentarían.
Es importante aclarar que tanto la OMS como la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) establecen que su consumo es seguro, pues todos han pasado las correspondientes pruebas toxicológicas de seguridad y su uso está regulado por la legislación, aseguran en un comunicado emitido desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas y la Academia Española de Nutrición y Dietética.
Alma Palau, presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, explica que “el mensaje 0 % azúcares enmascara el alto contenido en calorías, grasas o sal de estos productos procesados edulcorados, que llenan cada vez más los supermercados y que en ningún caso son saludables”. “De este modo -añade- no estamos ayudando a la transición hacia una alimentación más saludable, sino cronificando aún más los hábitos alimentarios perjudiciales para la salud”.
Giuseppe Russolillo, presidente de la Academia Española de Nutrición y Dietética, afirma por su parte que en este informe “se pone de manifiesto que la reformulación de alimentos no está dando los resultados esperados en las políticas de prevención de enfermedades y de salud pública”. En este sentido se manifiesta también Palau, quien cree que “es urgente promover la alfabetización alimentaria para que el consumidor sepa elegir el mejor producto y alimento para su salud”.
Desde el ámbito de la salud pública, la OMS también limita el alcance de las políticas de salud pública como promover la reformulación de alimentos y bebidas para reducir el consumo de azúcares libres, remarcando que se trata de compuestos sin valor nutricional y que hay otras vías para fomentar una alimentación saludable.
Alma Palau afirma que la publicación de este informe pone de manifiesto, una vez más, “la necesidad de que el dietista-nutricionista esté presente en el sistema sanitario, para mejorar el consejo dietético y el abordaje de patologías no transmisibles”. Giuseppe Russolillo se une a esta petición y concluye: “La educación alimentaria con dietistas-nutricionistas es, ahora más que nunca, urgente y necesaria, y la administración pública no puede retrasarlo más”.