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La farmacéutica y responsable científica de HD Cosmetic Efficiency, Ana Torrens, nos da las claves sobre el cuidado de la piel, ahora que comienzan los meses más fríos del calendario.
¿Es posible mantener la piel sana y bonita durante el invierno? Con los pasos correctos se puede conseguir en una época del año en la que es clave utilizar los cosméticos que la piel necesita adaptándose a las bajas temperaturas.
Además, es importante recalcar que la piel necesita cuidados específicos, no sólo por su tipo (grasa, seca, mixta o normal), sino también por su estado (sensible, deshidratada, envejecida e intolerante). Ana Torrens, farmacéutica y responsable científica de HD Cosmetic Efficiency, nos enseña cómo cuidar la piel en invierno.
Cuando la temperatura ambiente desciende, también lo hace la de la piel. Se reduce el aporte de sangre por la vasoconstricción. El caudal de los vasos sanguíneos se reduce para que haya menos superficie por la que perder calor. La piel, por lo tanto, recibe menos nutrientes y oxígeno, lo que provoca que la renovación de la piel sea deficiente y se vea reducida la resistencia de la barrera cutánea. En invierno, en las zonas de clima húmedo, la baja temperatura provoca que el aire no retenga la humedad y sea muy seco. Cuando esto ocurre la piel se deshidrata.
¿Cómo podemos evitar esta situación? Siguiendo una rutina de cuidado especial de invierno que rehidrate nuestra piel. Para ello, debemos atender al estado de nuestra piel en ese momento. No podemos cuidarla igual en invierno, cuando está especialmente deshidratada, que en otras épocas del año. Para ello, apostaremos por activos que hidraten como los aminoácidos, el ácido hialurónico y el aceite de jojoba y luego activos que creen una capa protectora para darle confort a la piel y no pierda agua como la manteca de karité. Para las pieles sensibles son ideales además activos calmantes como el bisabolol o la caléndula.
El primer paso, como en el de cualquier rutina de cuidado, es limpiar la piel en profundidad. Aplicaremos un agua micelar (para piel seca, sensible o normal) o una espuma (piel grasa, sensible o mixta) en función del tipo de piel. La limpieza no solo eliminará impurezas del rostro, sino que también facilitará que el resto de los productos de nuestra rutina actúen con mayor eficacia. Este paso debe hacerse tanto al levantarse como antes de acostarse.
Podemos recurrir a una mascarilla oxigenante, detoxificante o exfoliante que ayudará a limpiar en profundidad, estimulará la regeneración celular y homogeneizará la textura. Es suficiente aplicarla una o dos veces por semana. Si queremos ir más allá, podemos aplicar otra mascarilla una vez a la semana, ya que nos ayudará a compensar la falta de luz de la piel por culpa de la vasoconstricción. Es recomendable elegir un día a la semana para aplicar ambas mascarillas.
Este doble paso garantiza una limpieza eficaz y nos ayudará a mejorar la salud de nuestra piel.
A menudo olvidamos cuidar la piel de aquellas zonas que no quedan expuestas. Es un error muy habitual. Tal y como ocurre con la piel del rostro, la piel del cuerpo también necesita cuidados diarios.
El sudor regula la temperatura corporal. Si hace frío y sudamos, estaremos aportando más agua para la piel y menos deshidratación. Por otra parte, solemos abusar de las duchas con agua muy caliente. Las duchas calientes provocan vasodilatación, pérdida de agua transepidérmica y que, junto con el agua de la ducha, deshidratan aún más la piel, sin contar con que la piel está más sensible en invierno, lo que acentúa más la irritación, el picor y la descamación.
Para compensarlo, no debemos saltarnos nunca la hidratación externa de nuestro cuerpo. Lo ideal es aplicar una loción corporal o crema hidratante después de la ducha que aporte ese plus de hidratación que necesita nuestra piel.
En invierno, aunque haga frío, no desaparece el riesgo por la exposición solar. España es un país con cerca de 2.500 horas de sol al año y debemos protegernos durante todo el año.
Además, si vamos a una zona donde haya nieve, pensemos que ésta es capaz de reflejar hasta un 80% de la radiación solar. La protección física (gafas, sombrero o bufanda) y la crema solar son aliados indispensables para mantener la piel protegida.
Para hidratar la piel del rostro, podemos recurrir a Melatogen Crema y Sérum, que contienen activos epigenéticos que nos ayudarán a prevenir el envejecimiento acelerado por factores externos como el estrés, la contaminación y los cambios de temperatura. Incorporan también melatonina, aconsejable sobre todo ahora que empezamos con el nuevo horario. No debemos olvidar que la piel recurre a ella como un gran antioxidante. Por último, las lecitinas presentes en el sérum facilitan la biodisponibilidad del resto de activos. La manteca de karité, las betaínas y el aceite de jojoba hidratarán y reforzarán la barrera cutánea.
En cuanto a mascarillas, la triple acción: oxigenante, detoxificante y exfoliante -en este caso, exfoliación enzimática- de Mas·K Shine & Renew que ayudará a limpiar en profundidad, estimulará la regeneración celular y homogeneizará la textura.