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Los expertos de noVadiet repasan la importancia del colágeno en la salud y cómo compensar su pérdida a medida que nos vamos haciendo mayores.
Cuando cumplimos años nuestro cuerpo experimenta una serie de cambios fisiológicos que afectan inevitablemente a nuestra salud. El colágeno juega un importante papel en el bienestar de las personas, pero según envejecemos tiende a disminuir, afectando a nuestra calidad de vida. De hecho, según datos que maneja noVadiet, a partir de los 25 años las células empiezan a perder su capacidad de sintetizar el colágeno, lo que se traduce en una pérdida de casi un 2 % de colágeno del organismo cada año. Sin embargo, existen fórmulas que permiten minimizar esta pérdida.
El colágeno es una de las proteínas más esenciales en el organismo por su papel a la hora de dar estructura, firmeza y elasticidad a la piel, y mantener en buenas condiciones músculos, tendones, ligamentos y articulaciones.
Esta proteína se encuentra en tejidos como la piel, los huesos, el cartílago o los vasos sanguíneos, donde cumple funciones vitales. En la piel, por ejemplo, es responsable de mantenerla firme, elástica y joven, mientras que en los huesos contribuye a su resistencia y flexibilidad. En los tendones y ligamentos proporciona movilidad, y en los vasos sanguíneos forma parte de las paredes que mantienen su integridad.
A medida que envejecemos, la producción natural de colágeno en el cuerpo tiende a disminuir gradualmente, lo que puede originar problemas de salud y una piel menos tersa.
El colágeno es un elemento fundamental en la salud, ya que se ocupa de funciones clave para nuestro organismo, los expertos de noVadiet nos muestran las principales:
A medida que cumplimos años, la disminución en la producción de colágeno se traduce en la formación de arrugas, piel flácida y pérdida de hidratación. Mantener una piel saludable no solo es importante por cuestiones estéticas, sino también para prevenir problemas dermatológicos.
El colágeno es un componente clave del cartílago, que actúa como un amortiguador entre los huesos en las articulaciones. Con la disminución de los niveles de esta proteína el cartílago articular se degenera y las articulaciones pueden volverse más propensas a la rigidez y al dolor, lo que provoca una pérdida de movilidad.
La presencia de colágeno en los huesos contribuye a su resistencia y flexibilidad. Cuando se va perdiendo con el paso de los años, el hueso degenera y se debilita aumentando el riesgo de fracturas óseas y de desarrollar osteoporosis, una afección que afecta la densidad y la calidad de los huesos.
Las paredes de los vasos sanguíneos también contienen colágeno, y cuando va disminuyendo la persona puede sufrir una disminución de la elasticidad arterial, lo que aumenta el riesgo de hipertensión y enfermedades cardiovasculares. En este caso, mantener una buena salud vascular es crucial para prevenir problemas cardíacos.
Aunque los músculos en sí mismos no contienen colágeno en grandes cantidades, el tejido conectivo que rodea y sostiene los músculos sí. Mantener buenos niveles de colágeno, y por tanto un buen soporte del tejido conectivo, es esencial para una adecuada función muscular, lo que tiene un impacto directo en nuestra movilidad e independencia según nos vamos haciendo mayores.
El colágeno también desempeña un papel importante en el proceso de cicatrización de heridas. Unos niveles bajos de esta proteína pueden influir en la capacidad del cuerpo para sanar heridas.
Afortunadamente existen algunas fórmulas que permiten compensar la pérdida de colágeno, en mayor o menor medida, Sonia Clavería, Médica de Familia del Departamento Técnico de noVadiet, nos muestra algunas de ellas:
Consumir alimentos ricos en colágeno o que estimulen su producción es muy beneficioso. Esto incluye pescado, carne magra, huevos y caldos naturales elaborados con huesos de carne o raspas y piel de pescado. Y todas las frutas y verduras ricas en vitamina C, como las fresas, los kiwis, los pimientos y los cítricos, ya que la vitamina C contribuye a la formación normal de colágeno.
Están disponibles en forma de polvo, cápsulas, comprimidos o líquidos. Si aportan colágeno tipo I tiene que ser hidrolizado para que el intestino lo absorba correctamente y mucho mejor si el complemento viene enriquecido con vitamina C.
El colágeno de origen marino con ácido hialurónico, magnesio y vitamina C resulta especialmente útil. La vitamina C contribuye a la formación natural de colágeno para el funcionamiento normal de los huesos, cartílagos, dientes y piel, y el magnesio contribuye al mantenimiento de los huesos y dientes en condiciones normales y al funcionamiento normal de los músculos. Se puede encontrar en polvo o en comprimidos, y a veces se acompaña de mangostán y cúrcuma, plantas que pueden ayudar a mitigar molestias.
Para las mujeres en menopausia existen suplementos de colágeno de origen marino con mango africano, cimicífuga, pasiflora, calcio, vitamina K y magnesio. Y para quien sufre de dolores del aparato locomotor, existe la posibilidad de aplicarse gel para masaje con colágeno.
Además, también existen comprimidos con colágeno tipo II, que además de llevar colágeno tienen vitamina C y vitamina D, que contribuye a la absorción y utilización normal del calcio y el fósforo, ayudando a huesos y articulaciones.
Por último, el colágeno de origen marino con membrana de huevo, vitamina C y zinc, que está disponible en cápsulas, es ideal para el funcionamiento normal de los cartílagos, tendones, ligamentos y huesos.
Antes de comenzar a tomar cualquier suplemento es conveniente consultar a un médico para que supervise su ingesta y haga recomendaciones personalizadas para cada paciente.
Beber suficiente agua es esencial para mantener la hidratación de la piel y los tejidos conectivos. La piel deshidratada tiende a mostrar signos de envejecimiento más rápido.
Usar protector solar a diario y tomar medidas para protegerse de los rayos solares ayuda a prevenir el envejecimiento prematuro de la piel.
Realizar ejercicio regularmente ayuda a mantener la fuerza muscular y la densidad ósea, lo que puede tener un impacto positivo en la producción de colágeno.
Dormir las horas necesarias, mantener una rutina de sueño saludable y realizar pequeños descansos durante el día es esencial para la reparación y regeneración de los tejidos.
Fumar y mantener un consumo excesivo de alcohol acelera el proceso de envejecimiento e interfiere en el proceso de producción de colágeno.
Utilizar productos que contengan ingredientes que estimulen la producción de colágeno, como el retinol y la vitamina C, resulta conveniente para el cuidado de la piel. Además, es importante mantener una rutina de limpieza y una hidratación adecuada.
“Aunque la pérdida de colágeno es un proceso natural del envejecimiento, adoptar un estilo de vida saludable que incluya una dieta variada, ejercicio físico regular y una hidratación adecuada, puede ayudarnos a minimizar sus efectos y a estar más saludable a medida que envejecemos. Además, una ayuda extra en forma de complementos de colágeno nunca está de más”, culmina Sonia Clavería, Médica de Familia del Departamento Técnico de noVadiet.