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La nutrición se convierte en un componente esencial para la consecución de unos resultados óptimos en el deporte olímpico. La correcta planificación y adaptación de la dieta y una buena hidratación pueden mejorar significativamente el rendimiento, la recuperación y la salud de los atletas, asegurando que estén en las mejores condiciones posibles para competir al más alto nivel.
Seleccionar buenos alimentos resulta fundamental para proporcionar a los deportistas la energía necesaria para poder entrenar y competir, además de ser esencial para la recuperación posterior al ejercicio y el mantenimiento de una salud óptima. Esto es así, aún más, para los atletas olímpicos.
El profesor de Nutrición Deportiva del departamento de Ciencias del Deporte de la Universidad Europea, Fernando Mata, explica que “la dieta de un atleta olímpico es notablemente diferente de la de otros deportistas y la población general. La exigencia del deporte de élite requiere medidas casi extraordinarias, desde la cantidad y calidad de los nutrientes hasta la suplementación segura y eficaz", señala. “Cada estrategia alimenticia se ensaya durante los entrenamientos para asegurar su efectividad en la competición”.
La ingesta inapropiada de nutrientes puede acarrear problemas de salud y aumentar el riesgo de lesiones. Las demandas nutricionales de un deportista de estas características dependen de varios factores como el tipo de deporte, las características individuales, el clima o el terreno.
Además, el agua y las sales no pueden ser olvidadas, estos atletas deben asegurarse de estar bien hidratados antes de competir. Durante competiciones prolongadas es necesario el uso de bebidas deportivas que contengan carbohidratos y electrolitos. "La pérdida de líquido genera un profundo estrés en la función cardiaca, afectando el rendimiento tanto físico como psicológico", asegura el experto.
El profesor Mata hace hincapié también en la importancia de tener un exhaustivo control de cara a la celebración de los Juegos Olímpicos. “Los servicios de comida durante el evento enfrentan el desafío de satisfacer las diversas necesidades nutricionales de los atletas, teniendo en cuenta sus diferentes culturas, religiones y requerimientos dietéticos específicos. En la misma línea, la seguridad alimentaria es una preocupación constante, con un enfoque en la trazabilidad y control de calidad de los alimentos”.
Se deben considerar las intolerancias y alergias alimentarias, así como las necesidades dietéticas especiales debido a enfermedades como la diabetes o la enfermedad inflamatoria intestinal. "La amplia variedad de deportes exige alimentos que apoyen tanto la competición como la recuperación", explica el docente. A su vez, la sostenibilidad ambiental también es una prioridad. “En los Juegos Olímpicos de Beijing se implementó el enfoque ‘de la granja a la mesa’ para asegurar la seguridad alimentaria, un estándar que se espera que se mejore en futuros eventos deportivos. Además, hay una creciente tendencia en reducir el desperdicio alimentario y minimizar el uso de envases”, añade.