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Un estudio realizado en 11 países de cuatro continentes ha revelado que el perfil nutricional de los productos plant-based es, en general, mejor que el de sus equivalentes de productos animales, y que las propiedades nutricionales de las leches vegetales son similares a las de la leche de vaca.
Los resultados del análisis, realizado por ProVeg International, organización internacional por la conciencia alimentaria, se recogen en un informe que incluye recomendaciones para productores, minoristas, gobiernos, investigadores y consumidores sobre cómo seguir mejorando la calidad y la aceptación de los productos plant-based con el fin de aprovechar sus beneficios para el medio ambiente y nuestra salud.
En España se analizaron un total de 40 productos alternativos a los alimentos cárnicos (422 productos a nivel mundial) y de este se desprende que es el tercer país con la puntuación más alta para las carnes vegetales, con una media de 5,78. Como referencia, la carne de origen animal obtuvo un 4,50 siguiendo las mismas directrices.
Para obtener estas calificaciones, ProVeg evaluó los productos mediante un sistema de puntuación basado en directrices nutricionales reconocidas internacionalmente: el Modelo de Perfil Nutricional (NPM)2 de la OMS, el Centro de Nutrición de los Países Bajos y la legislación sobre declaraciones nutricionales de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
En nuestro país, las hamburguesas y las pechugas/tiras de pollo plant-based son los productos que obtienen especialmente mejores resultados que sus homólogos de origen animal.
En general, las alternativas vegetales tienen menos grasas saturadas y mucha más fibra que sus homólogos de origen animal.
En España en concreto, las alternativas plant-based a la carne contienen de media una gran cantidad de fibra: 5,5 g por 100 g de producto. Por lo que se pueden considerar productos fuentes de fibra.
En cuanto a las grasas saturadas, de las carnes plant-based analizadas, el 63 % contiene menos grasas saturadas que el umbral de 2,5 g por 100 g, aún así, se sitúan muy por debajo de los productos cárnicos de origen animal que de media tienen casi 7 g de grasas saturadas por cada 100 g.
Además, en términos de enriquecimiento, España es uno de los pocos países en los que una buena cantidad de los productos plant-based cuenta con vitamina B12 y hierro. El 43 % de los productos están enriquecidos con B12 y el 48 % con hierro.
En cuanto al contenido de sal, el ingrediente por el que más críticas reciben las alternativas vegetales a la carne, más del 50 % de los productos analizados respetan el umbral máximo de 1,1 g de sal por cada 100 g, situando a España como uno de los países mejor posicionados en este sentido.
En conclusión, en España, las alternativas vegetales han obtenido, de media, mejores resultados que sus homólogas de origen animal, gracias a la gran cantidad de fibra, proteínas y enriquecimiento con vitamina B12 y hierro. Por otro lado, hay margen de mejora reduciendo el contenido de sal y grasas saturadas.
En cuanto a las alternativas vegetales a la leche de vaca, en España se analizaron 17 productos (251 para todo el estudio) y la puntuación media de todas las variantes vegetales es de 6,1, similar a la de la leche de vaca en el Reino Unido, con una puntuación de 6, pero inferior a la de la leche de vaca en EE. UU., con una puntuación de 7. Las principales razones de esta discrepancia son la falta de enriquecimiento de algunos micronutrientes y la gran diferencia en la cantidad de proteínas dependiendo del tipo de leche vegetal.
En general, las leches vegetales contienen menos grasa total y menos grasa saturada que la leche de vaca. Las leches vegetales en España, y en los demás países analizados, destacan por su bajo contenido en grasas saturadas, de hecho, el contenido medio es de 0,3 g por cada 100 g, frente a los 1,5 g de grasas saturadas que contiene la leche de vaca.
Si lo que se busca es un sustituto directo a la leche de vaca, la leche de soja es la indicada, contando ambas con la misma puntuación en España, y con mejores puntuaciones en la mayoría del resto de países.
La leche de soja contiene de forma natural una cantidad de proteínas similar (3 g de media) a la leche de vaca y tiene una elevada calidad proteica, comparable a la de las proteínas de origen animal. Cuando la leche de soja es baja en azúcar y está enriquecida con vitaminas B2 (riboflavina), D, B12 y calcio, obtiene mejores resultados que la leche de vaca, gracias a su alto contenido natural en proteínas y sus bajos niveles de grasas saturadas.
En cuanto a la fortificación de las leches vegetales, y razón por la cual su puntuación media no es tan alta, España se sitúa entre los países que más pueden mejorar. Aún así, más del 76 % de las leches vegetales están enriquecidas con vitamina D y el 65 % con calcio, pero solo el 35 % lo están con vitamina B12 y el 18 % con vitamina B2.
El azúcar es normalmente el principal nutriente que preocupa cuando se habla de leches vegetales y en España, de media, estas contienen 2,4 g de azúcar por cada 100 g de producto, algo superior a otros países. Sin embargo, es importante mencionar que la leche de vaca contiene lactosa, que es un azúcar: en 100 ml de leche de vaca hay 4,8 g de lactosa, lo que la convierte en una bebida azucarada.
"Nuestro informe destaca los puntos fuertes y las limitaciones actuales de los productos plant-based, lo que permitirá a las partes interesadas, como la industria y los gobiernos, seguir mejorando la oferta de dichos productos en los supermercados de sus países. Está demostrado que una alimentación más basada en plantas es una forma de reducir las enfermedades relacionadas con el estilo de vida y de ayudar a combatir el cambio climático y la pérdida de biodiversidad", añadió Gallani.
"El informe pone de manifiesto el gran potencial que tienen las alternativas vegetales para aportar más diversidad a los platos de la gente y sustituir las enormes cantidades de productos de origen animal que actualmente dominan las estanterías de los supermercados. Las proteínas vegetales pueden tender puentes entre los hábitos alimentarios actuales de la gente y una alimentación sana y respetuosa con el clima", afirma Anna-Lena Klapp, coautora del informe y directora de Investigación de ProVeg.
● Para los/as productores/as: formular productos que contribuyan a dietas sanas y sostenibles, limitar ingredientes preocupantes como la sal y el azúcar, y enriquecer los productos vegetales con micronutrientes específicos.
● Para los/as minoristas: garantizar que los productos plant-based no sean más caros que sus equivalentes de origen animal y remodelar el entorno en el que se eligen los alimentos.
● Para los gobiernos: proporcionar directrices nacionales para las alternativas plant-based que puedan ayudar a los fabricantes a desarrollar productos saludables y sostenibles.
● Para los/as consumidores/as: seguir una dieta más rica en plantas. Las alternativas vegetales pueden disfrutarse dentro de una alimentación más saludable y sostenible, pero hay que reconocer que estos productos tienen puntos fuertes y limitaciones. Se recomienda optar por productos con menos azúcares añadidos, grasas saturadas y sal.
● Para la ciencia y la investigación: investigar los efectos a largo plazo sobre la salud de las proteínas vegetales, evaluar el papel del enriquecimiento y explorar técnicas de reducción de la sal manteniendo el buen sabor.