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La obesidad es una enfermedad metabólica crónica que está relacionada con más de 200 enfermedades, además de afectar directamente la calidad de vida de las personas que la padecen.
Sin embargo, esta patología provocada por una alteración en los mecanismos que regulan el balance energético y que da lugar a un exceso de tejido adiposo todavía carece de un reconocimiento como enfermedad crónica en España.
Para darle visibilidad y recalcar la importancia de este reconocimiento, el Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), en el marco de su campaña ‘12 meses en Endocrinología y Nutrición, 12 pasos hacia la salud’, ha dedicado el mes de diciembre a esta patología, que tiene además un importante efecto económico en los sistemas de salud. “En el momento actual la obesidad, como diagnóstico, pasa con frecuencia inadvertido y no consta de manera adecuada en los registros de la historia clínica. Solo con el reconocimiento de que la obesidad es una enfermedad crónica se podrán poner en marcha medidas que ayuden a su control”, ha aseverado la Dra. Irene Bretón, coordinadora del Área de Obesidad de la SEEN.
Por tanto, resulta necesario adaptar el abordaje de la obesidad como enfermedad crónica de alta prevalencia y establecer protocolos y rutas asistenciales con la implicación de distintos profesionales sanitarios y otros recursos, más allá de la consulta clásica. Hoy en día, las herramientas de salud digital ofrecen una buena oportunidad para poner en marcha iniciativas novedosas que permitan coordinar la atención clínica y faciliten la participación de las personas en su propio tratamiento.
En esta línea incide la Dra. Bretón, quien afirma que “las personas que padecen obesidad necesitan, en primer lugar, que se reconozca que tienen una enfermedad crónica, cuyo tratamiento no depende exclusivamente de su voluntad”.
La obesidad afecta negativamente a la calidad de vida de las personas que la padecen, dando lugar a múltiples complicaciones (como el dolor articular, dificultad en la movilidad, fatiga o un pobre descanso nocturno), además del propio riesgo que supone para la salud y el estigma que sufren los pacientes a distintos niveles.
Los factores que favorecen esta enfermedad son muy variados y deben ser supervisados de manera eficaz, como el control de los factores ambientales (dieta inadecuada, ingesta excesiva de alimentos de escaso valor nutricional, el sedentarismo, la disminución de la actividad física) y otros factores como la falta de sueño o el estrés.
A ello se suma la importancia de identificar precozmente la obesidad en personas con tendencia a desarrollarla y prevenir así su desarrollo, ya que, entre el 40-70% del riesgo a desarrollar obesidad se debe a causas genéticas, que afectan generalmente a varios genes. “Es necesario tener en cuenta que los factores ambientales generan cambios epigenéticos que modifican el funcionamiento de nuestros genes y este efecto se puede transmitir a generaciones futuras. Por este motivo es muy importante incidir de manera precoz, sin olvidar el periodo prenatal”, ha insistido la Dra. Bretón.
Las personas con obesidad necesitan tener acceso a una atención clínica coordinada para poder controlar su enfermedad y tener acceso a los tratamientos disponibles, con la participación de distintos profesionales sanitarios, en condiciones de equidad.
En este ámbito, mención estacada merecen los profesionales de Endocrinología y Nutrición, que juegan un papel clave en el abordaje de la obesidad. Pero, más allá de esta especialidad, es muy importante que los equipos que aborden esta patología estén bien estructurados e incluyan también distintos profesionales sanitarios de Atención Primaria y de las especialidades responsables del abordaje de las complicaciones, como Cardiología, Aparato Digestivo, Neumología, entre otros, y cirujanos bariátricos, dietistas-nutricionistas, psicólogos, especialistas en actividad física, etc.
Sin embargo, tal y como ha señalado la endocrinóloga “en la actualidad, la atención clínica que reciben los pacientes con obesidad es muy distinta dependiendo del entorno asistencial, no se dispone de una coordinación óptima entre las áreas ni de equipos adecuados para la evaluación de la enfermedad, el tratamiento farmacológico no recibe financiación por el Sistema Nacional de Salud y la cirugía bariátrica presenta unas listas de espera inadmisibles y con importante variabilidad dependiendo del área sanitaria”.
Por ello, más allá del ámbito puramente sanitario, la “obesidad es responsabilidad de todos”, tal y como ha incidido la experta, poniendo también el foco en las familias de los pacientes y el entorno educativo, que contribuye a formar a las personas a llevar una vida más saludable y tiene un papel fundamental para prevenir el estigma; los medios de comunicación, para informar con rigor sobre la enfermedad; la industria alimentaria, que facilite el acceso a una cesta de la compra más saludable; y las administraciones, estableciendo normativas y llevando a cabo distintas iniciativas que ayuden a prevenir la enfermedad, y dotando de recursos suficientes a los profesionales sanitarios y a los investigadores, para contribuir a generar conocimiento y abordar adecuadamente esta compleja enfermedad.
En este sentido, “es necesario poner en marcha un plan nacional, adecuadamente coordinado entre la Administración central y las autonómicas, con los recursos necesarios, que facilite la prevención, contribuya a generar conocimiento y asegure una atención clínica de calidad en esta patología. Además de establecer estrategias específicas para las personas migrantes, teniendo en cuenta aspectos sociales y culturales, ya que estos perfiles tienen una mayor tendencia a desarrollar obesidad y sus complicaciones”, ha explicado la Dra. Bretón.
La creciente y elevada prevalencia de la obesidad y sus complicaciones suponen un desafío para los profesionales que se encargan del manejo de esta enfermedad. A pesar de ello, en los últimos años los tratamientos para la obesidad han experimentado un gran avance, además de varios estudios con resultados muy esperanzadores que muestran cambios favorables en la composición corporal, una remisión o mejoría en el control de las enfermedades relacionadas con la obesidad.
Sin embargo, el tratamiento farmacológico de la obesidad no cuenta, por el momento, con financiación del Sistema Nacional de Salud. “Debido a sus efectos beneficiosos, será necesario plantear su inclusión progresiva en la cartera de servicios, lo que permitirá una mayor accesibilidad. Una dificultad evidente es su elevado precio y la alta prevalencia de la obesidad. Por este motivo, será necesario articular mecanismos de financiación que permitan que el tratamiento se pueda aplicar a las personas que más lo necesiten. Desde la SEEN nos ponemos a la disposición de la Administración para colaborar en este tema, que consideramos muy relevante”, ha expuesto la doctora.
Por su parte, la cirugía bariátrica, tratamiento indicado para formas más graves de obesidad en las que el tratamiento farmacológico puede no conseguir el beneficio que los pacientes necesitan, sí está incluido en las prestaciones del Sistema Nacional de Salud, a pesar de que existe “una importante inequidad en cuanto al acceso y las listas de espera no están adecuadamente reguladas, como sí ocurre con otros tratamientos quirúrgicos”, ha afirmado la especialista, quien ha concluido poniendo el foco en la importancia de la investigación y detección de las formas menos frecuentes de obesidad.