19 de marzo, 2025
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Un grupo de investigadores, entre los que se encuentran, han realizado una revisión sistemática de estudios publicados entre 2010 y 2023 acerca de las dietas veganas y vegetarianas y su influencia en la salud neurológica. Las conclusiones sugieren que, a pesar de los beneficios antiinflamatorios y antioxidantes de estas dietas, es necesario un cuidado especial en su planificación para evitar deficiencias que puedan perjudicar la función cognitiva y el sistema nervioso.

El estudio señala que los patrones alimentarios basados en plantas aportan una gran riqueza de fitonutrientes y antioxidantes, lo cual se asocia con la disminución de marcadores inflamatorios (como la proteína C reactiva y la interleucina-6) y con la protección frente al estrés oxidativo. Ambos procesos están relacionados con diversas patologías neurodegenerativas, por lo que su reducción podría mejorar la salud cerebral a largo plazo. “Las dietas veganas y vegetarianas pueden ofrecer beneficios neuroprotectores gracias a su alto contenido en compuestos antiinflamatorios. Sin embargo, presentan un alto riesgo de deficiencias nutricionales críticas que podrían afectar negativamente la función cognitiva”, explica Clemente, catedrático en Ciencias del Deporte de la Universidad Europea.

La doble naturaleza de estas dietas es evidente: por un lado, son muy interesantes para el control de la inflamación y el estrés oxidativo, pero, por otro, requieren un control nutricional exhaustivo”, afirma Alexandra Martín-Rodríguez. Uno de los hallazgos más relevantes de la revisión se centra en la carencia de nutrientes esenciales, como la vitamina B12, los ácidos grasos DHA y EPA y el hierro, que pueden derivar en un mayor riesgo de deterioro cognitivo y alteraciones en el estado de ánimo.

Para aprovechar los efectos antiinflamatorios y antioxidantes sin comprometer la salud neurológica el estudio recomienda suplementar con vitamina B12, o hierro en casos necesarios, utilizar alimentos fortificados como cereales o bebidas vegetales y aplicar técnicas de preparación como el remojo, fermentación, germinación de legumbres y cereales que reduzcan los antinutrientes y mejoren la absorción de minerales esenciales. “Creemos que la clave está en planificar cuidadosamente el menú, combinando alimentos para obtener un espectro completo de aminoácidos y acompañando fuentes vegetales de hierro con vitamina C para optimizar su absorción”, puntualiza Clemente.

Además, los investigadores subrayan “el papel fundamental de la microbiota intestinal en el equilibrio del eje intestino cerebro”, destacando que una alta ingesta de fibra y fitonutrientes en dietas basadas en plantas favorece la proliferación de bacterias beneficiosas. Esto ayuda a evitar desequilibrios que podrían aumentar la inflamación y el estrés oxidativo en el cerebro y así, poder reducir el riesgo de que una microbiota alterada contribuya al desarrollo de trastornos neurodegenerativos.

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