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Karen De Isidro, Nutricionista y Colaboradora de Doctoralia, nos da algunas claves para cuidarse en Navidad sin renunciar a las celebraciones y comidas propias de estas fiestas.
La Navidad es mucho más que luces y regalos. Es un momento para celebrar, compartir y reconectar. Sin embargo, también puede convertirse en un desafío colectivo: cómo disfrutar de las reuniones y los sabores típicos de esta temporada sin descuidar el bienestar. La buena noticia es que no hay que elegir entre el disfrute y la salud, ya que ambos son perfectamente compatibles con un enfoque consciente.
Disfrutar de las comidas navideñas no significa abandonar los hábitos saludables. Al contrario, se trata de encontrar un equilibrio que permita saborear sin caer en excesos. Las recetas tradicionales, por ejemplo, no están reñidas con la nutrición; con pequeños ajustes, como elegir grasas saludables o incorporar más vegetales, puedes disfrutar de todo el sabor sin comprometer tu bienestar. Es un cambio sencillo pero poderoso, que demuestra cómo la nutrición consciente puede formar parte de cualquier celebración.
Durante estas fechas, también es habitual que la relación con la comida cobre un protagonismo especial. En muchos casos, el acto de comer va más allá de las necesidades físicas, y se convierte en una respuesta emocional o social. Ser conscientes de ello es clave. ¿Comemos por hambre real o por inercia? Aprender a escuchar las señales del cuerpo ayuda a reconectar con el placer real de cada plato, promoviendo una relación más saludable con la alimentación.
La actividad física, aunque no siempre esté en el centro de la atención durante las fiestas, también juega un papel fundamental. No se trata de seguir rutinas estrictas, sino de integrar el movimiento en el día a día de forma natural: una caminata en familia, bailar en una reunión o simplemente dedicar unos minutos a actividades recreativas son gestos que aportan beneficios tanto físicos como emocionales.
Además, es crucial organizarse. La planificación ayuda a evitar el caos típico de estas fechas, facilitando elecciones saludables. Tener en casa opciones prácticas y nutritivas puede ser el gran aliado en esos días en los que el tiempo parece desaparecer.
Por último, lo más importante es recordar que la Navidad no se trata de perfección. Es un periodo para disfrutar, no para obsesionarse. Encontrar un equilibrio entre el placer de las celebraciones y el cuidado del cuerpo y la mente es esencial para cerrar el año con una sensación de plenitud. Las fiestas navideñas son una invitación a compartir, disfrutar y celebrar, siempre desde una perspectiva consciente y flexible que permita abrazar lo mejor de ambas realidades: el bienestar y el disfrute.
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